Nos están cazando, madrecita. En el bosque un canto. En el río un canto. Y todos, tantos tantos, los muertos, cantando.

23082016

Es pequeño, éste mi relámpago
Nacido de una ternura al otro lado de mis ojos
No se debe a nadie que no me habite
Su tormenta no es el deseo
Porque no tiene jaula
Ni es el destierro
Porque no tiene lengua
Su tormenta está llena de peces
Nacimos un mismo día
Para olvidarnos, mi pequeño relámpago y yo
Sin hablar
Me perdí
Repentino, iluminó mis momentos vacíos
(Que nunca se vacían porque son todo movimiento)
A ciegas
(Se mueven y yo los siento, como a mis peces)
Porque nació al otro lado de mis ojos
Aquí
En el lugar de las cigarras.


El agua de tu piel
Quiero beberla entera por las venas
Sentir el vaho de tu ligereza
Entre los matorrales
De islas íntimas
Ahogar en ti mi cabeza
Con el susurro de ese lenguaje prometido
Devorarte con sigilo
Quiero sentir, con premura,    
                                cómo todo el peso de tu cuerpo cae sobre mi lengua.


Sobre los tejados del mundo

A Whitman

Mi graznido me guía
para no perderme
mientras deambulo
entre las plazas plagadas de palomas
con geometría ancestral
en la madrugada con la sustancia del hielo
cuando besa cada hoja del abeto
con geometría ancestral
como yo me sumerjo
en el marisma humano
antes de volver al silencio.

Resplandece.

Mi graznido tiene un sonido de pecho salvaje
por todo lo que en mí nace antes del amanecer
el aire que se ahoga entre paredes liberar
para no perderme
camino
riego mis recuerdos
camino
para no perderme
ensueño.

Oscurece.

Entonces surge la imagen
que puede ser un nombre.
Me sumerjo en la boca de los dioses.
Me encuentro conmigo.
Con la geometría ancestral que se hilvana en mi boca.
Sin nombre.
Sólo graznido.





19122015




Con las manos llenas de notas y silencio, guía al humo desde el lugar donde el rojo de la piedra acaricia al tiempo, eEExtraño amigo que va, si desde la vida; que viene, si desde la muerte.
El tiempo. 
La caída. El silencio.
El silencio. La caída.
El tiempo.
Extraño amigo, tú me sabes, por tu dominio sobre aquello de lo que no se puede hablar: 
ese silencio entre todas las partes, ese trayecto que las une y las desbarata.
Me sabes en mi anonimato, como a todos.
Porque entrañas.
 La caída es un goce, tiznado de terror: 
como la nieve al caer sobre el copo, 
como la ráfaga que desnuda al santo en cada umbral. 
Con vulnerabilidad poderosa iluminas la vorágine que aquí se remolina, en este acontecer tan breve:
un silencio multiplicador de infinitas resonancias, un abismo humano.






Es éste el lugar de los huesos; la virtud de la montaña, 
el canto del bosque, 
la voz de la hoja, el aroma de la abeja.
 ¿Es éste el lugar de las horas? 
¿Soy yo la caída mientras viene lo que va?


Calígrafo que dibuja sus trazos en un gesto | Hoja de papel que olvida al árbol


La curva es mi espacio
Soy serpiente con piel
Hasta que
La serpiente se sumerge en el estanque
Arranca loto, raíz y flor,
Cambia de piel
Seca el rápido torrente
Se arranca de sí
Limpia de pasión
En la recta de un mundo insustancial
Soy serpiente con piel
Que va muy lejos o se queda atrás
Sin abandonar esta o la otra orilla
Con causas surgidas de la ansiedad
Del temor, del amor, del deseo
La curva es mi tiempo
Soy nube libre de dardo
Sin aguijón ni pena
Fuego que ha quemado pasiones
Hasta no poder recordarlas
Hasta no ser fuego
Ahora, si lo deseas, llueve Dios
Hice una balsa para cruzar a la otra orilla
Mi corazón tenía límites arriba, abajo, y a cada lado
Me venció la corriente apenas comencé
Y se llevó la balsa que necesitaba
Ahora, si lo deseas, llueve Dios
Mi fuego se ha extinguido
Estoy sola como el cuerno del rinoceronte
Sentada sobre un árbol de coral
Ya no regresaré más a un seno materno
Queriendo ser viento me retiene la red
Queriendo ser loto me mancha el agua
Los apegos son el gozo del hombre
Soy un ser de las cuatro regiones del espacio
No sufre el que no tiene apegos
Mi cuerpo tiene piel interna y piel externa, es un océano sin fondo
Arroja de ti todo el cuerpo por el cuerpo, vibrante de energía
.
.
.







El fuego del león es un oro potable que bebí pasando la primer puerta; después, el mercurio de la filosofía secreta vino en forma de águila, de sal eran las patas del toro que monté a mitad de la estampida. Tras la estrella violeta emergió en el horizonte una cabeza humana, una cabeza de agua. En su boca entré y hallé un santuario, con el Libro de las Leyes de la Naturaleza. Había una virgen sin rostro, rodeada de ciruelas, azucenas y serpientes, me dijo  "llevas en tu interior la tumba de Dios. A través de ti la nada muere y, en la nada, la nada resurge". El viento del león es un oro sólido que comí al salir de la última puerta. Las escaleras eran de plumas y mi padre era una nube ciega que llovía sobre mí. Mi madre era un cristal encajado en mi pecho, un cristal que reflejaba el color de las eras. Y las eras pasaban tan rápido que mis padres morían dentro de mí, infinitamente. Y la muerte fue mi amiga, a tal grado que me permitió nacer, una sola vez, me permitió nacer. La tierra del león es un lugar para los placeres finitos. Pero en su rugido cabe un laberinto donde se ordenan las Leyes Eternas.





43



Corres
te adentras
en el campo que se espesa
de ramas o de polvo 
tu cuerpo
o semen sobre la tierra
bajo las corrientes
de los santos
o sangre en los labios
o nombres al aire
de escarcha
y ráfagas
corres.


19052015

¡Qué vaivenes abismales del vacío primero!
Hacen brotar la fuente de los matices  y
semillas con las formas porvenir.

Tú, hacedor de palabras,
entra al jardín, venturoso,
pues has salido a buscar
noche
manto
retorno.
Y, aunque ¡ni siquiera palabras
sean las palabras! Dime:
¿y si la noche fuese acaso una sola
tan
pero
tan brillante
que no podemos verla?
Sí, una sola, que nos alumbra con sus parpadeos,
una noche eterna que todo lo ve, que todo devora...

Tú, hacedor de silencios,
vigila, comprende,
que mientras las palabras fluyen
escurridizas hacia el río de la vida
a nosotros la vida nos liquida
hacia el río de la muerte.

¡Qué quimera tan preciosa de grácil ceguera
nos trae hogueras de soles muertos
perdidos lejos, muy lejos en el tiempo,
para, en el desasosiego,
nuestros pasos aligerar!
¡Qué quimera poderosa
que nos impide poseer
lo que nos anima a crear!

Nosotros, nómadas del sueño
libamos en los vasos de nuestros fantasmas
¡Estrellas oscuras, viajamos en busca de nuevas fantasías!
Y, ciegos, observamos a la quimera sin rostro,
sordos, escuchamos el relámpago de la fragilidad,
descorazonados amamos, presos del tiempo
con palabras en lugar de frutas
en el jardín de las delicias.





¡Qué vaivenes abismales
del vacío primero!
Hacen brotar la fuente de los matices  y
semillas con las formas porvenir.

Cuántas frutas estrelladas como pajaritos
cuelgan de las notas
que ya son rocío
y, a veces, palabras.
No son ya semillas,
¡ni siquiera palabras
son las palabras!

Entra al jardín, venturoso,
pues has salido a buscar
noche
manto
retorno.
Cual sol extinto
cuya luz aún viaja
tintinando rodeada de oscuridad,
¡surca el espacio al unísono de la fugacidad!

Tú, hacedor de palabras que entraste al jardín

In der dunkelsten Abgrund ,,das Geheimnis der Versöhnung ist die Erinnerung“.



Hälfte der Text ist ein Zitat aus Richard von Weizsäcker

Madrigal

Veo que las magnolias no fustigan la nieve
Ni en las zonas lacustres se pule la sequedad del aire
Mis brazos sangran la leche que dejaron los vahos
Leche en ramilletes
Leche sobre las llagas del sueño
En carámbanos blancos sin contar
En reverberos blancos de estuarios
Remolinados en una delta
Acullá aletean los ecos de las campanas
Con voces de mandrágora
Una a una las membranas
Ofrecen la humedad de antaño
A cambio de un horizonte
Como si las estrellas no fueran astros
Sino campanas.
Sino ecos
Sino carámbanos
De nieve o de leche
Sobre el balido de las magnolias.





     
       Josef Matthias Hauer -  Zwölftonspiel per flauto, fagotto e quartetto d'archi 


Flyora y la Rusia Blanca


Crece la hierba en primavera, se mece con tranquilidad sobre un rifle enterrado bajo la arena donde los niños juegan a enterrarse y juegan, también, a la guerra. Una avioneta sobrevuela el páramo y los niños se ven desde allí como pequeños soldados que han perdido en el pecho de su madre la patria pero han ganado en la arena una sombra infrahumana. En la cabina de la avioneta se escucha un himno transmitido por la radio. Las sombras desaparecen y con ellas los pequeños soldados. La guerra tensa una vastedad que no cuenta ya el número de bosques, ni de años, ni de muertos, ni de incendios. La guerra anda con parsimonia sobre la marcha de pasos chiquitos y grandes fuegos. La noche y sus bombas allá, a lo lejos, no suenan distinto al seco régimen de picotazos de gallinas negras contra el suelo de una casa encerrada. El niño que jugaba a enterrarse encontró el rifle y marcha. Su madre quedó detrás de él y de sus pequeños pasos, tras el polvo de las botas. ¡Qué caminos angostos! Pasan los tanques con hombres montados y rostros sin nombre, pasan con sus banderas partisanas esgrimidas. El alcohol surte sus efectos milagrosos, como lo hacen las odas o las horas de descanso entre combates. Oculto en el bosque, el ejército partisano se fotografía. Los viejos, los jóvenes, aquellos que llevan el rostro completamente vendado, los lisiados, los locos y las pocas mujeres, se retratan mientras cantan "Levántate, nación grandiosa, levántate al mortal combate contra la fuerza fascista, tenebrosa, contra la horda maldita que embate. Que la ira noble secular estalle como una oleada. Sigue la guerra popular, una guerra sagrada". Aguardan los autos negros, las vacas aún vivas, los bosques guarida. Santo y seña, santo y seña, el niño se ha hecho joven, santo y seña; desnudo dentro de una caldera negra sobre las brasas la restriega con un manojo de hierbas. Frenético, casi sexual, la restriega con la furia de una metralleta. Siempre se deja a alguien atrás: al levantarse un campamento, varias manos se agitan entre la polvareda. Un par de botas rotas, unidas por una cuerda transversal, le son cambiadas por las suyas bajo las órdenes del comandante. Caminar de botas rotas, el joven se ha rezagado, ha perdido la marcha, está sólo en el bosque. Pesadillas, cual huevos de aves estrellados junto a las ciénegas. "¿Por qué no dices nada? ¿Por qué no me ves? Estoy aquí. Existo. Yo estoy aquí. Tú eres el que no está vivo. Tú no escuchas a los pájaros. Estás sordo. También ciego. Aquí estoy. Aquí. Quiero amar." Pesadillas cual muchacha perdida en el bosque, en medio de la guerra, corazón con lilas del valle capaz de reventar la granada del joven soldado. Perdidos en el bosque. Corazón lila del valle con un rifle corriendo por el bosque entre las bombas detonando. Ese silbido de polvo trémulo, ese silbido que suple al sonido del mundo y hace que la destrucción parezca una película, ese es el tono de la negrura a medio día. Ella quiere amar, ellos quieren vivir, la cigüeña los mira en su refugio agreste, los mira dormir. Se bañan con el rocío que sacuden de los árboles, ella baila vestida de negro recortada por un arcoiris, él sabe que vive, ríe su última carcajada de la infancia. El joven vuelve a su aldea, van juntos, pero al llegar todos se han ido. Queda en su choza paterna algo de potaje tibio que comparten, él mira las muñecas rotas sobre el suelo, sus hermanas pequeñas jugaban con ellas. En la guerra es imposible no estar roto. Las moscas revuelan. Muñecas rotas y la ausencia de gallinas negras. La casa está abierta y el silbido negro resurge. La cigüeña se iergue sobre el pozo, la imagen del joven sobre el agua se dispersa con una sola gota. La vida se dispersa con una sola gota de plomo sólido. Los jóvenes corren en busca de la familia de él, pero ella sabe, aterrada por los cadáveres apilados, que no han de volver. Zambullidos en el lodo de la muerte luchan entre ellos. Un hombre aparece, los lleva a un llano en el bosque donde decenas de personas se agrupan, sin casa, sin comida, andrajosos; muchas mujeres, parecen una multitud de aves oscuras que habitan en cuerpos humanos. Él camina hacia el hombre quemado "Les rogué que me mataran y se rieron de mí. Te dije que no excavaras, Flyora. Te dije que no excavaras", las aves oscuras lo rodean, él se abre paso, hunde su cabeza en el lodo. Ella quiere amar. Lo alimenta con su mano, una a una le llena la boca con hierbas silvestres: quizás así es como sobreviven las aves oscuras dentro de esos cuerpos enormes. Él mira a lo lejos, sin ver, mientras mastica las hierbas. Un sacerdote le rapa la cabeza, pero el dolor sigue presente. ¡Cuánta hambre! Un grupo de cuatro sale a buscar leche, sal, pan. Corren entre los disparos, cuatro ya son dos. Roban una vaca y beben un poco de leche; dos se convierten en uno: el joven ave oscura que parece no poder morir. Se abraza a la vaca que agoniza, cuyo ojo busca al sol en una explosión de dinamita. Dormir junto a una vaca muerta, plácidamente dormir. Despertar junto a una vaca muerta, desesperantemente muerta. La comida allí, sin poderse transportar, o comer. Intenta robar un caballo, pero los enemigos están cerca. Se deshace de su rifle y su vestimenta, su víctima lo rescata, ahora es el nieto de un anciano desconocido. El enemigo escudriña la casa familiar, el joven sale, el enemigo acarrea a hombres, mujeres y niños, todos son encerrados en una iglesia. Se remolinan unos contra otros. El enemigo permite que salgan por la ventana los que no teman dejar a los niños atrás. El joven salta, el primero. Después una madre con su hijo, al niño lo arrojan de nuevo hacia dentro de la iglesia. Le prenden fuego, disparan, aplauden, ríen. Los enemigos son tan ruidosos como los perros que sostienen con ambas manos, como sus avionetas, como el silbido negro; rabiosos, demenciales, los enemigos ríen mientras matan. La iglesia arde con todos los gritos saliendo hacia el cielo. El joven observa y envejece. Perplejo. Arde hasta el silencio, como lo hace la iglesia. Los enemigos también se toman fotografías, unas cuantas con el joven arrodillado mientras una pistola apunta sobre su sien. El rostro desencajado. Una, dos, tres tomas. La vaca mugiendo ha suplido al silbido negro. Las tropas se van, dejando un rastro calamitoso. Una mujer es raptada por soldados del mismo bando que se pelean en grupos por ella. Una mujer es abandonada a la intemperie sobre su cama decrépita. Sonríe su rostro anciano al verlos partir. Una mujer sale del bosque con las piernas sangrando, la boca sangrando, los ojos sangrando, un silbato habla por ella, el silbato cae, el joven mira hacia otro lado. Recupera su rifle, su vestimenta, el camino partisano. Los partisanos capturan algunos enemigos que juran jamás haber matado. Los matan a quemarropa. El joven mira el reflejo propio en un charco, como no cae ninguna gota que disperse su reflejo, dispara a una imagen del líder del enemigo. Mientras dispara, la guerra parece ir en reversa a la vista de la historia, los edificios dejan de colapsar y se resanan al momento, los aviones despejan el cielo, las bombas ya no se impactan. Pero la imagen es sólo una imagen, la imagen no es un cáliz de tiempo, y  la muerte nunca va en reversa. 628 aldeas fueron incendiadas con sus habitantes durante 1943 en Bielorrusia bajo la ocupación nazi. Elem Klimov cuenta esta historia. Los partisanos se internan en el bosque. Alguien más mira.  El joven se ha hecho viejo en menos de un año, ave oscura en el cuerpo de un muchacho en medio del infierno, ave oscura que miraba con los ojos muy abiertos, como si detrás de las pupilas se extendiera una legión de cicatrices.* 





Los textos entrecomillados son citas de la película, el texto en cursivas es parte de la crítica que hace Servadac a Masacre: ven y mira.

Si todo es Dios, Dios es también la oscuridad

Lava de ciervos, sangre infinita, dulce erupción que al cielo imita ¡no hables a los hombres habla a los soles! Esos soles blancos tan blancos en el fondo de la tierra, amores atroces, verdad hecha roca que besa su obra con lava exquisita. ¿Puedes oír, sombra aguzada, cómo estalla una música lejana?, extraña tormenta de lava tan lúcida, magma de hembra, toneles de líquidas piedras traslúcidas, bramidos y cornamentas con voz de espejismo. Dime Señor, ¿eres tú quien silba en el abismo? ¡Tú, con la alta trompeta de truenos de trinos de trono tritono que llama al ciervo a arder feliz sobre la piel de la Tierra! ¿Eres tú el que esconde al diamante en el fondo de la ciénega? ¿El que roba al poeta los ojos y a cambio le inventa una lengua? A tientas avanzas, Fiera proscrita de luz y abalorios, zambullida en las eras: bebe tu sangre de brisa marina con lava de ciervos con tinta bendita. Bebe y danza tus truenos porque, bien sabes, tras el caer de tu espiga, ¡que sólo arderá lo lleno de vida!

Dile al segundo que tome mi mano

Allí bulle el calor conservado en un hueco
donde cabe la existencia
como una burbuja que llena los parpadeos
de quien fecunda las mareas
La imagen es constante
cual constante el movimiento
Yo no tocaré la noche
donde las bestias se besan
pues la vida no muere, apenas si se desordena
Yo no caeré en alud
desde el lugar del viento que aún reza
pues la muerte no nace, si acaso, se colma de perlas.
Por ello, dile al segundo que tome mi mano
bajo esta luz de sueño liviano
entonces evocaré el camino que lleva hacia la nieve más tierna
En ese, el lugar donde los niños devoran la maleza
incendiaré mis palabras junto a las tuyas
para que las nubes lluevan sobre mí sus dagas eternas de notas oscuras
Y, así, en un rugido intacto mi latido se precipite
esparcido sobre las flores de voces silvestres
en el convite del Tiempo sin que Su calma se agite.




Germaine Tailleferre - Concertino pour harpe et piano

To the theory of everything

To whom the tulips can burn
Over the vast green in shadows
When the coal breathes like a horn
In the veins of the Earth core.
The mountains kneel before the sunrise
Under the dew betokens a soft blue sky
And the bees and the deers dream in the same language
Of airstream that kisses the leafage.
A thunderclap, a stampade, the silence reigns again
Crystal pearls savages the mouths
Further a horizon full of south.
To whom the violets groan
While the deers and the bees dream in the same light
While the trees and the birds foreknow we'll all be tides.
At the hours of the heat when the sound utters out
Matter plus matter, time over time
Many echoes, all over, rollout from so far.
At the hours of the freeze that cries with the rivers
The stars free blue bodies from reverie quivers.
This sun is so young yet not bloody bitter
Shall we escape with its light?
NIX.
Shall we escape in the night?
NIX
But can you hear the scary upcoming whistles?
The echoes from far in space, time and matter,
The echoes of black holes blazing with clatter?:
Darkness eating glow and new brightness that flatters
Don't count them, just listen,
Don't escape: watch the glisten.
So many suns exploiding gallaxies underneath
Neither ends either begins!
Come here baby, sit nex to me,
The everything is unlimited, time is just the beat!




Bel Arxé Lu - Solace (ft. Hraïr Hratchian)

Cardumen

A los muertos durante la larga noche de violencia en México 



Se inunda el cielo
con peces negros que salen de mi boca
cuerpos salados y oscuros 
en saliva de océanos
peces negros por todos los muertos
mis muertos sin rostro sin nombre sin tumba
mi patria nocturna de mares revueltos
de peces desovando en las grutas de mis comisuras
como flores caídas desde estrellas extintas
sus cantos brotan en las entrañas de la tierra
acarician el ombligo de la luna
cada noche multiplicados
¡qué maremoto de tumbas!
negros y salados
mis peces en vigilia
vuelan derramados
en su cántico de ecos
con los ojos cerrados
al acecho del día.





J.L.





Le cœur est le lieu le plus sombre dans l'univers, et aussi le premier où naît la lumière. 

















09112014 or the never ending wall fall

Non ce niente di più bello di vivere in un habitat di reciproche solidarietà
-Fabio Corcione




The wall fell but the world is still divided
The people came together but 
Equailty can't yet cross a lighten street
Liberty was named by the mouths around the ruins
And still
Poverty is picted by hungry mouths everywhere
Not only the stones must crack down
Ill-fated ideologies must do too
Berlin as a symbol of togethernes is inspiring
And still
Not enough
Germany debt relief is generous
And still
Not enough
While those who forgave it tie other people to the darkness
By creating new debts
New wars
New walls
While those who are safe with their families in home
Avoid standing up for others
Far away but here
Prisoners on Earth
In societies
Lost in a past
Supposedly overcame 
How fast war and postwar times are compared with simplicity 
To nowadays times
Maybe in order to
Demise the current and
Demise the past
Maybe traumas are the real wall persisting
In eurocentrist worldview, in elitist north american worldview
that are nor the whole Europe or the whole North America
A traumatized wall 
In conquerors straps
In silent pacts between governments and companies
Population and media
Maybe the comfortable lifestyle in some  territories is
Bluring the fact that an ostentatious wellness is only possible
Over a multitudinous shortage 
But we are all part of the same specie
Evolved from hunger, violence and love
Anyhow, in all territories people is jaded too
We are all sick and tired
Some oppressed, others bored, others aware
All sick and tired 
A somber is concealing the crimes that 
Media flashes and flushes all away
Now, more than ever, the people's silence is very dangerous
As political apathy is dangerous
As selfishness is mortal
Many of us will peter out soon
The five continents have outraged areas right now
And individuals lost in consumption 
Lost in the vanity of resources overexploitation
Involved in
Corrupted chambers
Slavery fields
Fiend armies
Supermarket parties
Fashion anorexic parades
Porn sets and brothels
Technological crimes
Go out everyday smiling without remorse
Perfunctory
Individuals lost in the reason as the only human power
Go out seriously
Talking about art as entertainment
Talking about politics as gossip
And money as the basis of a pseudo aesthetics philosophy
Full of entropy
And no answers for the right to be done
There are no panaceas
No nostrum
No cure-all action
or pray
or demand
or reaction
But if the ill is common
It is a lil' bit good
The mother of a future poet suicides infront of him
Hell is 'round the corner
But
Maybe one day we stop promising poems
Maybe one day we'll touch the skinless
With deep tenderness
Stop the neglectful over the new borns
Stop inventing coins
Stop the assimilation of wars
Stop the lack of forgiveness
And remember that we become what we eat
Under the nought kiss we can foresee
If any of it really exist
The land of dreams is already in here.
Please, don´t be such an ass:
Keep away the masquerade
Keep yourself throughout the fire.









Ulver- Plate 14 from The Marriage between Heaven and Hell 
(sonorization of the William Blake's book).
In here just a passage:

"If the doors of perception were cleansed 
every thing would appear to man as it is. 
Infinite.
For man has closed himself up, 
till he sees things thro'
narrow chinks of his cavern"






México Tenochtitlán, 1512

Tengo un poco de cicuta en el pecho:
sube como una marea
hasta que vomito las palabras de oro
que se lleva el viento.

Quisiera que fuera de noche
que lloviera
25 horas al día
para sentirme segura
por dentro y por fuera
en esta llanura de silencio.

Nadie ha escalado
para nunca caer:
todos
caemos en la muerte,
que, a veces, lenta
muy lentamente
llega.

Caemos del amor
mientras caemos en la muerte.
Nos desplomamos rotos
desde su altura
de cenit acuoso
hacia una luz de
incontables llamas.

Y bebemos el veneno
en la casa de las horas vacías
donde habita
un corazón negro.

Borrachos
aturdidos
inconformes.
Caemos.

Mas aún moribundos,
la vida cuando fulmina
es nuestra guarida
pues todo fin llega
a lo que alguna vez inicia.

El amor es continuo, si verdadero,
es atemporal porque nos sujeta a
quienes somos
y ¿quiénes somos?,
sino el diamante de la vida.

Como todos los jóvenes

Fue entonces que salimos de nuestro reino, siendo todavía niños sobre el lomo de una historia que jamás comprendimos. Fue después que nos convertimos en ebrios de un recuerdo que florece entre los laberintos del discurrir cotidiano. Nos amamos sin saber que estábamos en un escenario con nuestros dobles mirándonos desde la penumbra: ellos, quienes al aplaudirnos en realidad se aplaudían a sí mismos, mientras nosotros nos golpeábamos. Quizá sea cierto, el deseo surge de las necesidades y no las necesidades del deseo. Quizá sea allí que nos transformamos en seres al acecho. El ser al acecho, animal que mueve en torno a sí mismo su territorio, al salir de él y rehacerlo. El ser al acecho, animal que gira en torno a otro animal, sin buscar territorio alguno más que el compartido. En lugar de los salvajes, por lo que ellos no pueden hacer, la escritura vierte la sustancia de sus mundos en moldes que habrán de romperse. Y escribimos todos los días, unos en palabras y otros en silencio. Y aún de ese modo, el límite es compartido, pero cada quien está en una orilla contraria del mismo sentido.




 

La que imita su forma







Y la mujer surgió de la semilla de un trueno. Descendió hacia el abismo e incendió las ciudades que encontró a su paso. La mujer no tenía derecho de aliento, sino obligación de flama, y nada podía perder pues no se pertenecía más a sí misma. Pasó sin ser vista porque caminaba entre todos mientras los veía directo a los ojos. Y ardió, como las brasas en los ojos de los ciegos. Enamorada de su tormenta ígnea, envuelta en la melodía de sus latidos, con el nombre eterno en los párpados y su animal recreándose en las entrañas de su cuerpo. La mujer corrió hacia los números: se arrojó a ellos, como antes de ella lo ha hecho el firmamento. Perdió la cabeza: ya es toda ráfaga y vacío al nivel del suelo, se desintegra en gotas de fuego mientras los rectángulos, los cuadrados, los círculos se desmoronan en cenizas. No sabe contar ni hablar ni reír. Sólo sabe arder. Piensa en una figura que no conoce. Piensa en algo que perdió pero no lo recuerda. No sólo ha dejado la devastación a su paso, la ausencia de cuerpo, el corazón ingrávido. Ha generado un sonido que flota entre los confines de uno u otro horizonte, un sonido continuo que marca las estaciones, que eleva los corazones con el sentimiento de lo hermoso y de lo fatuo, un sonido de alud que clama a las nubes, porque los opuestos se atraen. Fue así que el trueno resurgió de la semilla de esa mujer. Y su alma hizo llover.










20082014



Himmlisch ist's, wenn ich bezwungen 
Meine irdische Begier;
Aber doch wenn's nicht gelungen,
Hatt' ich auch recht hübsch Plaisir!
-Lev Tolstói






A la carne los vahos, al placer el paraíso, a los amantes la memoria, a los olvidados el exilio. A cada pez una densidad, por el ocaso la infinitud, por la negrura el llamado, por la luz el tiempo. En el tiempo las ideas, en los actos la intención, si hay una esperanza también habrá una flor. Hemos esperado tanto, y falta tanto más. Los albores acurrucan el sueño de los vigilantes. Observa, corazón, hacia el lugar de las estrellas. Y canta, aquí, donde se hunden las cadenas. Entre las ciudades donde el dinero o el pavimento no evitan, tampoco, la muerte de los ciegos, avanza con tus tallos. Y observa, y calla. Y sueña, y recuerda. Mata las vanas ideas, la pereza, aférrate al miedo para superarlo. Y canta y sueña por las voces del mañana.


















Vaho

Mis luceros ya son negros
Se han adormecido 
Por beber tanta agua de las rocas.
Se han desvanecido
Por soñar las palabras de los pájaros
Se han muerto
Desde que los milagros callaron
Y los heraldos cayeron.
Se han muerto, amor mío,
se han muerto nuestros luceros. 











Stillleben


Good night, good night!
Parting is such sweet sorrow,
that I shall say good night
till it be morrow.

-William Shakespeare





Cielo gris de noviembre septentrional.

Una casa junto al mar.
Por la ventana trasluce la luz de una vela sobre la mesa
la música al compás de las olas.
Cada herida descansa en su propio revés.
La notación núbil remonta sobre el aire que escapa por las ventanas.
Cada sueño a la intemperie.
Las gaviotas y su música.
Cada memoria en el lugar correcto.
Aquellos invisibles, soldados insonoros de su abismo.
El oleaje se avecina ante la precipitación.
Una hogaza de pan, una botella de vino. Y manzanas. Y patatas.
Un pequeño letrero sobre el dintel de la puerta: "ve hacia donde sólo tú puedas ir".
Stillleben.
Tú,
testigo.
Y el mareaje de las embarcaciones antañas.
Stillleben.
El tiempo,
testigo.
Y el susurro de los faros.
¿Por qué decir que ha muerto la naturaleza?
Si sólo puede morir lo que no ha vivido más allá de su propia orilla.






Sonata op.6 for piano in Bb by Juan Carlos Paz 





Northern november gray sky.
A house beside the sea.
Through the window the light of a candle on the table transpires
the music at the rhythm of waves.
Each wound hinges on its own setback.
Nubile notation surmounts over the air  escaping through the windows.
Each dream out in the open.
The gulls and their music.
Each memory in the right place.
Those invisible, soundless soldiers of their abyss.
The swell draws nearer before the precipitation.
A loaf of bread, a bottle of wine. And apples. And potatoes.
A small signboard on the lintel of the door: "Go where only you can go".
Stillleben.
You, 
a witness.
And the navigation of formerly watercrafts.
Stillleben.
The time,
a Witness. 
And the whisper of the lighthouses.


Why to say that nature has died?
If only can die what hasn't lived beyond its own brink.






Ufer by Deniz Kuranel