sentada sobre un lagarto el espejo y las cuevas tras los ojos contemplan, derecha a izquierda, izquierda derecha, al flujo constante que nos anima. un roce de hacha corta hilos, el tiempo se acelera. 11 de marzo, día de ofrenda-inicio. espero. untaré mi piel con el cristal cocinado por eras solares. en una vasija, con los pies junto a la oreja, el ojo en la rodilla, cuello y ombligo por fin en contacto, contemplaré el crecer de la espiga entre la tierra y mi risa en ella escondida. la lechuza canta, heraldo que precede a los días; tejedora de soles, de miradas perdidas y re encontradas en el rabillo de los confines. abro los días de la lechuza como si fueran gajos, uno a otro espurgo por semillas, por flores nocturnas. cada gajo es mi ramo de venas y heridas, cada uno es mi palpitar, una vulva de viento, un recinto en el pecho. la lechuza silba, hace las estrellas; bordadora de silencios. los grillos nacen de sus oídos viejos. acaricio el silencio, como si fuera un racimo de gajos invisibles. mi piel es humo blanco. mi piel ya es Suya. el espejo humea, el lagarto me besa, soy agua libre. soy la lechuza.
Amy Haslehurst