A los muertos durante la larga noche de violencia en México
Se inunda el cielo
con peces negros que salen de mi boca
cuerpos salados y oscuros
en saliva de océanos
peces negros por todos los muertos
mis muertos sin rostro sin nombre sin tumba
mi patria nocturna de mares revueltos
de peces desovando en las grutas de mis comisuras
como flores caídas desde estrellas extintas
sus cantos brotan en las entrañas de la tierra
acarician el ombligo de la luna
cada noche multiplicados
¡qué maremoto de tumbas!
negros y salados
mis peces en vigilia
vuelan derramados
¡qué maremoto de tumbas!
negros y salados
mis peces en vigilia
vuelan derramados
en su cántico de ecos
con los ojos cerrados
con los ojos cerrados
al acecho del día.